EL día estaba nublado, y la pradera, como si fuera un mar, reflejaba el otoñal estado de ánimo del cielo. Viajábamos de Silinjot, capital de la Liga Silingol, a Bayinulajot (ciudad rica de la...
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EL día estaba nublado, y la pradera, como si fuera un mar, reflejaba el otoñal estado de ánimo del cielo. Viajábamos de Silinjot, capital de la Liga Silingol, a Bayinulajot (ciudad rica de la...